El pulido a mano
El pulido a mano de Ardentia, o cómo conseguir que nuestra joya brille como un espejo:
Primero, debemos quitarle con una lija todos los restos e imperfecciones en el metal. Esto lo hacemos con un rulito de lija (ver foto 1).
Lo siguiente es irnos a la pulidora con nuestra mascarilla y todos los cepillos, borregos y pastas que nos hacen falta (ver foto 2).
Ahí, empezamos: cepillos varios y pasta marrón para eliminar las rayas que hemos hecho con la lija, por delante (ver fotos 3) y por detrás (foto 4).
Seguimos con otro cepillo, para quitar más rayas (ver foto 5).
Con una mota más blanda y pasta marrón pulimos la pieza para eliminar las rayas que han quedado de los cepillos, por detrás (foto 7) y por delante (foto 6).
Por último, trabajamos con la mota de brillo, que es más blanda y con pasta roja o blanca. Esto nos permite eliminar las finas rayas de la mota anterior y sacar el deseado brillo espejo (ver foto 8).
Y nos diréis... ¿Para qué tantos cepillos y tantas motas? Pues porque la plata es un material blandito y tenemos que eliminar las rayas, digamos que por capas, para no dañar la forma de la joya.
Después de la pulidora, se hace la limpieza de la pieza en ultrasonidos, dónde se eliminan los restos de pasta. Este aparato funciona con agua, jabón y vibración (ver foto 9).
La pieza no está lista hasta una pasada por agua y un buen secado (ver foto 10).
Recuerda que detrás de una joya Ardentia siempre hay al menos una persona que ha puesto su tiempo y su oficio para materializarla.